miércoles, 20 de abril de 2011

Los mecanísmos mentales del dolor físico

DIALOGO CON SUSANA GONZALEZ, DOCTORA EN QUIMICA, INVESTIGADORA DEL CONICETAl Jinete Hipotético no le duele nada, o por lo menos eso pensaba antes de toparse con Susana González. Después de una amable charla de café sobre sus investigaciones alrededor del dolor, empezó a dolerle todo el cuerpo. Pero, ay... ya era tarde.

–¿Qué le parece si hacemos la entrevista en el café de enfrente en vez del laboratorio?
–Ah, me parece perfecto, me encanta el café. Aparte, es en el café donde surgen las ideas.
–Es lo que siempre digo yo. Vamos a ver, cuénteme la marcha de su investigación. –Bueno, desde hace un tiempo estuvimos investigando efectos de esteroides en lesiones del sistema nervioso central, y también colaboré con una línea de neurodegeneración. Pero desde hace algunos años me focalizo en los mecanismos que inician y mantienen el dolor neuropático, justamente en este tipo de lesiones.
–¿Qué es el dolor neuropático? –Es un tipo especial de dolor crónico, que está relacionado con una lesión directa del sistema nervioso. Pueden ser lesiones centrales (la médula espinal o el cerebro) o también periféricas (los nervios). Hay que distinguir entre lo que es el dolor neuropático y lo que es el dolor agudo. Por ejemplo, cuando uno se quema o se pincha, estamos hablando de dolor agudo. Ese tipo de dolor es algo completamente adaptativo, porque nos mantiene alejados de las cosas que nos lastiman. El estrés agudo, incluso, puede operar como analgésico. Pero el estrés crónico no. Tiene un rol más controversial y podría exacerbar muchas de las patologías que están relacionadas con el dolor.
–¿Y el estrés qué es? –Como respuesta aguda, es un mecanismo adaptativo: se liberan sustancias que permiten al organismo aumentar su capacidad para enfrentar una situación puntual. Pero el estrés crónico dispara un montón de reacciones en el organismo que dejan de ser favorables. Eso se ha visto con el dolor crónico: el dolor crónico es un estrés. En estudios recientes se ha demostrado que las personas que padecen dolor crónico presentan regiones cerebrales más activadas que las de personas que no tienen dolor crónico.
–¿Y por qué tienen dolor crónico? –De nuevo: si es neuropático, por lesiones asociadas con el sistema nervioso. Pero hay otros tipos de dolor crónico que no tienen relación con el sistema nervioso, o no se sabe todavía. Por ejemplo, la fibromialgia. Es una enfermedad músculo-esquelética cuyas razones todavía no se conocen bien. Nosotros estudiamos justamente los mecanismos que pueden iniciar o mantener el dolor crónico, que es una especie de sistema mal adaptado para el organismo.
–A menos que la fuente del dolor sea crónica también... –Claro, pero muchas veces en el dolor neuropático lo que sucede es que la lesión se resolvió y sin embargo se modificó el sistema nervioso, de manera que se amplifican señales. Entonces en los pacientes con dolor neuropático muchas veces se suele encontrar lo que se llama alodinia: estímulos que no son normalmente dolorosos causan dolor. Esas personas no pueden vestirse, una brisa les causa dolor... El sistema nervioso amplifica señales que no deberían ser dolorosas porque hay una excitabilidad de las neuronas implicadas en la transmisión del dolor. Pero no sólo las neuronas están participando. Las últimas investigaciones están centradas en las células de la glia, como los astrositos y la microglia. Son células que cumplen una función muy importante, como por ejemplo mantener la homeostasis. Cuando hay una lesión, estas células de la glia se activan demasiado y liberan factores que pueden influenciar a esas neuronas para que se exciten más de lo que correspondería.
–¿Y por qué pasa eso? –El dolor neuropático no tiene funciones adaptativas. Es un síndrome, no tiene función en sí mismo, como el dolor agudo. Y no involucra solamente un aspecto físico sino también emocional. Los pacientes con dolor crónico tienen también depresión, ansiedad, irritabilidad.
–Doctor House. –Exactamente.
–¿Qué es el dolor? –Hay una definición: es una experiencia compleja que involucra un aspecto sensitivo y un aspecto emocional.
–Pero, ¿qué es lo que ocurre químicamente? –Se liberan factores proinflamatorios en las terminales. El estímulo que recibió va por las terminales libres hacia la raíz dorsal de la médula, ahí contacta con el cuerpo de la neurona, que a su vez envía las proyecciones a la médula espinal. Ahí llega al asta dorsal, donde están las neuronas encargadas de recibir la información y mandarla al cerebro. En el cerebro se integra el aspecto cognitivo: se discrimina qué tipo de dolor es, qué reacción va a tomar uno frente a ese dolor. También el cerebro modula por vías descendentes el dolor.
–Responde con algo. –Sí. Es una respuesta inhibitoria: son moléculas (endorfinas, serotonina). Los antidepresivos no solamente funcionan a nivel emocional o cognitivo sino que también tienen un efecto analgésico, porque mejoran la serotonina.
–Yo siempre digo que un investigador es un ignorante profesional porque si lo supiera todo no tendría que investigar. Entonces le pregunto: ¿qué es lo que usted no sabe de esto que está investigando? ¿Y qué es lo que quiere averiguar? –Lo que no sabemos es la cantidad enorme de mecanismos que se disparan por consecuencia del dolor; y por eso, creemos, es tan difícil modularlo. El dolor neuropático es muy resistente a los tratamientos que se proponen. Este tema de la glia que le comento es importante, porque tradicionalmente siempre se atacaba a nivel neuronal. Lo de la glia nos permite apuntar también ahí como target terapéutico.
–¿Y qué cambios tienen las células de la glia que provocan este dolor? –Se hipertrofian, aumenta su número, se ramifican...
–¿Y por qué se activan? –Algunos mecanismos, en un principio, tienden a ser reparadores. Lo que pasa es que en el largo plazo no funciona.
–¿Y cómo se mantuvo evolutivamente, siendo tan poco adaptativo? –No lo sé. La verdad es que no lo sé.
–¿Y en los animales ocurre eso? –Nosotros estudiamos sobre modelos experimentales de animales. Son modelos que reproducen la sintomatología de pacientes que tienen dolor neuropático.
–¿Es muy doloroso para los animales? –Bueno, es un poco doloroso. Los estudios más dolorosos para los animales nosotros no los empleamos, porque nos focalizamos en los procesos de alodinia que le comentaba más arriba. Los experimentos que hacemos son éticos, el animal es tratado con respeto. Y nosotros lo que estudiamos es si podemos modular ese dolor.
–¿Y los placebos pueden modular el dolor? –Bueno, hay casos en que se demostró que el placebo calma el dolor. Hay una publicación reciente sobre la acupuntura...
–¿Puede tener algo de verdadero el tratamiento de la acupuntura? –Yo creo que si se le saca todo lo místico (lo de los centros de energía, y los flujos), puede llegar a haber estimulaciones locales que alienten la liberación de sustancias capaces de modular el dolor. El problema habitual es que esas terapias alternativas retrasan el acercamiento al médico.
–¿Y encuentran resultados en sus investigaciones? –Sí, los encontramos. Pero después de los estudios animales deben pasar a los ensayos clínicos con pacientes. Y ahí es donde muchos de los fármacos se dan de narices.

Imagen: Leandro Teysseire

lunes, 18 de abril de 2011

La Dama de la Torre: capítulo 46

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CAPITULO 46

La guarida, vastísima y enjoyada con aires de palacio ducal, era un lugar hermoso y complicado: cortinajes gruesos y abundantes almohadones le conferían una punzante blandura, mientras que el aire algo rarificado del subterráneo introducía en lentas ráfagas cierta sensación de fábula. Objetos de todo tipo esparcidos por el suelo, y colocados sobre tarimas, completaban la decoración. Pero el desorden de las formas encubría el orden profundo de los objetos. En el centro, alrededor de una mesa circular, estaban sentados el embajador inglés, el Director del Departamento de Matemáticas, y un anciano terrible que enseguida reconocimos: era el Anticuario Mayor.

Formaban un curioso trío. El Director del Departamento de Matemáticas estaba disperso en una ensoñación biológica y el embajador comía trufas, saltadas en una sartencita minúscula y portátil, que se llevaba parsimoniosamente a la boca, como si fueran, en verdad, átomos.


El Anticuario Mayor era un anciano robusto, ampuloso, esquelético. Se movía lentamente, como un símbolo. Estaba envuelto en una túnica negra y todo en el era extraordinario. De su cuerpo fluía alguna otra realidad que se depositaba sobre los objetos circundantes como un segundo armazón. Estaba construido y pensado para evitar la solemnidad, para oscilar fuera de lo perecedero, para emitir partículas inmortales. A primera vista, era imposible decidir si pertenecía verdaderamente al orden natural. El torso se erguía como un grupo de columnas, y los ojos giraban continuamente en un rostro por completo inexpresivo que, sin embargo, sugería lo vivaz. Era un misterio, porque las miradas eran huidizas y se escurrían circularmente entre los objetos, como lagartijas. La túnica, plegada como en una estructura bidimensional, sintetizaba por completo los torrentes del perdón y del delito.


Atrás, en un segundo plano, sobre un costado, recostado en la alfombra, dormitaba Sir Antony Parsons, el traficante de ataúdes. No parecía tener mas importancia que un mueble, pero apenas la lógica joven lo vio, la recorrió un extraño escalofrío y empezó a mover los brazos, terriblemente agitada. Simétricamente, sobre un banquito tosco, poco trabajado, se mantenía en tieso equilibrio Avelino Andrade, presidente del sindicato combativo de obreros funerarios. Todavía enfundado en su mono de albañil. Movía las manos nerviosamente, como si no supiera que hacer con ellas, buscando un asta que empuñar,el extremo de un cartelón que expresara sus ansias de protesta social. Sin embargo, la Revolución parecía haberse apagado en el. Hacia un costado, una tarima colocada en posición inútil subrayaba la futilidad de todo. En el extremo opuesto al nuestro, se abría una puerta de metal, y apoyado en ella, un objeto extrañísimo, que al principio nos fue imposible reconocer.

Era un ataúd. Nuestra irrupción lo había hecho oscilar, y las manijas de bronce reflejaban la luz de las bombitas, encandilando por momentos. Era el objeto anhelado, la forma purísima, y como tal, era absoluto. Era la perfecta transición entre el cuerpo humano y la materia inanimada. Un logro que iba mucho mas allá de la vasija y que reducía a la pirámide a un ensayo totalmente primitivo, a un tosco intento de pueblos salvajes. La madera, curvada, parecía sonreírnos, bella en su pureza ontológica, conectada divinamente con lo inorgánico, ensamblando sin ruido el Ser inmóvil e idéntico a sí mismo, y el Devenir, dando continuidad a la permanencia temporal, y siendo, a la vez, el río de Heráclito, en el que nadie se baña dos veces, pero que garantiza la transparencia de la naturaleza y la cultura: la madera nace de la tierra, se transforma en ataúd y vuelve a ella, devolviendo también parte de la civilización. Asegura, en fin, la reinstauración de la novela. Y el bronce? El bronce también, aunque corresponde a un momento mas lento, mas extático, de mas piadosa extinción. Los manillares de metal son los huesos del cajón, su materia mas permanente, que va a parar a sus osarios naturales. Estos son, naturalmente, las torres, donde las manijas, ya en forma de campanas anunciaran con la misma solidez el toque de difuntos y el ángelus.

-Y bien dijo el embajador de Inglaterra me veo obligado a confesar que los estábamos esperando.


-Con la profunda convicción de que esperar es un acto inútil completo el Director del Departamento de Matemáticas Esperar implica una tautología, y por lo tanto se opone al orden permanente de la historia natural, que es, por naturaleza, diversidad, renovación de las condiciones iniciales

-No del todo contesto el Comisario Inspector, tratando de disolver esa arbitraria separación entre "ellos" y "nosotros",producto tan sólo de la situación ya que las condiciones iniciales, aún en la biología, permanecen. En realidad, todo el desarrollo ulterior esta contenido en ellas.

-Desarrollo ulterior que, por otra parte, para un observador microscópico no representa ninguna sorpresa- dijo el embajador de Inglaterra Los ácidos nucleicos evolucionan hasta dar ballenas y cucarachas. Y un observador honesto, que ve? Solo átomos, moviéndose en el vacío, y obedeciendo a las leyes siempre vigentes de la dinámica.

-Sin embargo, hasta los átomos se organizan, formando cristales, relojes químicos y ecosistemas contesto el anciano naturalista Las moléculas se tornan complejas, y la complejidad esta en la base misma de la biología y es el sustento de la novela. La tensión entre lo reversible y lo irreversible, representado básicamente por los flujos de calor, que se deslizan de lo caliente a lo frío y nunca al revés, garantiza la evolución térmica de la realidad, que, aunque sea desagradable, es al fin y al cabo una evolución.

Imprevistamente, Avelino Andrade intervino en la discusión La realidad fluye,- dijo con voz profunda, de barricada la historia transcurre, siempre en un solo sentido.

-La realidad no fluye, contesto el embajador inglés, sin siquiera darse vuelta apenas se dilata.

El Anticuario Mayor, lentamente, movía la cabeza de un lado a otro. No parecía interesarle el diálogo, y sin embargo, contenía todo el misterio.

 Y cuál era el misterio que enturbiaba la cristalina limpidez de la escena? Cuál era la realidad de la escena? Qué se representaba? Dónde estaba la verdad? El Jefe de Policía se mantenía apartado, como si todas nuestras presencias, por el solo hecho de estar reunidas en un haz, fueran una acusación. La agujita del fotómetro seguía vibrando.

- Y bien dijo el Comisario Inspector me parece que ahora esta todo claro.

El embajador de Inglaterra asintió. El Director del Departamento de Matemáticas inclinó la cabeza, rindiéndose ante la evidencia.Ser Antony Parsons cabeceó, dormido. Hasta la lógica joven movió los brazos en el aire, afirmativamente. Del mismo Anticuario Mayor, que permaneció recto e inmóvil, partieron las ondas de lo positivo.

El Comisario Inspector abrió la puerta de metal: daba paso a un galpón, un gigantesco depósito de ataúdes, apilados como cadáveres, y madera, y grandes cantidades de maquinaria fúnebre, trabajando a todo vapor. La madera era cortada de los árboles por grandes sierras, y tensas líneas transportadoras entregaban los rollizos inmunes, no violados, en las bocas de las lustradoras, las pinceladoras, de donde, por un enorme embudo, las tablas brillosas emprendían el camino final. Detrás de una cortina impenetrable, como en una bruma imposible e irreal, las electrodisipadoras recibían el material rutilante, fresco, y lo transformaban en ataúdes maravillosos. Y de la madera negra, enredada en las manijas de bronce, siguiendo las finas curvas de las tapas, las capas superpuestas que les conferían lucidez, nacía, como si viniera de un espacio meramente ficticio, el tallo curvo, orgánica, artificial y verdadero de la flor gitana.
Quise adelantarme, quise ver lo que adivinaba más allá: envueltas en el denso vapor de las tecnologías, rugían las máquinas que eran el objeto de mi anhelo, las verdaderas máquinas que yo quería ver, y que no pueden contemplarse sin temor: las electrodisipadoras. Pero el ligero toque de un bastón me impidió avanzar. Quise moverme y no podía, mi cerebro dio las órdenes, pero los músculos no obedecieron, los ojos miraron y no vieron, los oídos escucharon y no oyeron. La vara que el Anticuario Mayor sostenía impidiéndome el paso era una barrera profunda, un pozo negro, una corriente helada de fuego frente a la cual se detenían la observación y la memoria, un límite muy preciso entre Lo que Se Puede Ver y Lo que No debe Observarse Nunca. El Comisario inspector me puso una mano en el hombro.- No trate de verlas dijo Deje que las cosas se detengan aquí. Especialmente ahora, que todo está perfectamente claro.

Pero yo permanecía en la duda, entre tanta certeza.

- Está todo perfectamente claro repitió el Comisario Inspector, cerrando la puerta.- Lo extraño es que haya tardado tanto tiempo en estarlo.

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miércoles, 13 de abril de 2011

Un poco de amor platónico

 DIALOGO CON MARIA ANGELICA FIERRO, DOCTORA EN FILOSOFIA, INVESTIGADORA DEL CONICET
El Jinete Hipotético cree ciertamente que Platón aún está entre nosotros en cada búsqueda por entender al ser humano. Por eso cabalga al encuentro de María Angélica Fierro, para desentrañar la psicología y el amor platónico, ese que tanto parece hacernos sufrir.

–Usted es especialista en Platón.
–Sí. El tema personal que me ha acompañado es el tema del amor platónico, que derivó en un estudio sobre la psicología platónica y, últimamente, en el tema del cuerpo. Después tengo un grupo más grande en el que nos preguntamos, fundamentalmente, en qué consiste el diálogo socrático y cómo funciona.
–¿Y en qué consiste y cómo funciona? –Bueno, en eso estamos. A primera vista pareciera ser que lo que intenta Sócrates, como cualquier sofista, es contradecir a su interlocutor. Pero la contradicción a la que lo quiere conducir no es sobre cualquier tema, ni es simplemente para tomarle el pelo (aunque hay un poco de eso también), sino para desestabilizarlo en alguna cuestión fundamental de su existencia. Esa refutación le hace dar cuenta al interlocutor de que en realidad no sabe de aquello de lo que está convencido saber. Es un interrogatorio que está dirigido a cuestionar los principios que guían la vida del individuo y, al mismo tiempo, hacer emerger la posibilidad de que haya otros principios. Hay una definición muy famosa en el Gorgias, por ejemplo, que dice que “es mejor padecer injusticia que cometerla” (cosa que hace que Calicles se ría de Sócrates). Pero finalmente Calicles tiene que reconocer que se puede admitir ese nuevo principio, y eso modifica radicalmente la vida de la persona y su inserción en la vida comunitaria.
–¿Qué sentido se le puede encontrar hoy al estudio del método socrático? Yo creo que Platón es increíblemente actual, y que muchas de las cosas que él dice son absolutamente válidas hoy. –Yo podría hablar de mi propia experiencia. En el marco del seminario grupal en el que trabajamos estos temas, usamos, de alguna manera, el método socrático. O sea, de alguna manera estudiamos el método socrático, empleándolo. Discutimos de manera conjunta los trabajos y la bibliografía, yo aliento el intercambio interpersonal y resultan muy buenas producciones conjuntas. Por otra parte, me parece que como forma de abordar un problema, después de haber estado tantos años leyendo a Platón, es muy válida, porque nos permite no llegar a una respuesta, sino ir viendo diferentes puntos de vista.
–¿En qué medida Platón está entre nosotros? Yo soy matemático, y los matemáticos somos todos un poquito platónicos, aunque no lo queramos y no lo confesemos. –El tema que yo he trabajado (la constitución psíquica del ser humano, la separación entre cuerpo y alma) parece que no estuviera presente. Pero cuando cualquier persona se pone a hablar, las tiene implícitamente presentes. Son categorías que se crearon con Platón, como muchísimas otras, y que siguen operando, aunque de una manera absolutamente intuitiva. Una de las imágenes, que es muy clara y que perduró a lo largo de toda la cultura, es el tema del alma con alas: el poder volar del alma como símbolo de la trascendencia del ser humano. Y después el tema del amor. Es un tema que se discutió mucho durante el siglo XX, porque entraría en pugna con el concepto de amor cristiano. Hay toda una cuestión de cómo conciliar la concepción platónica del deseo con el concepto del amor cristiano, que pareciera que se dan de patadas.
–A ver... –El eros, para Platón, se define por la carencia, por la falta y por el deseo de suplir esa carencia constitutiva. La carencia más importante, para Platón, es la sabiduría. Este amor, en algunos ámbitos cristianos (fundamentalmente los protestantes), se veía mal, porque es un amor generoso, que se derrama sobre el ser humano desde Dios y que, a su vez, los seres humanos lo derraman sobre sus semejantes. Parecía que había una oposición entre el amor egoísta griego y el cristiano. Se trataron de hacer conciliaciones, pero yo creo que lo más importante del amor platónico (y que no está tan lejos de la generosidad del amor cristiano) es que esa carencia nos lleva a producir, a crear y a querer dejar nuestro trabajo para los otros (ya sea en forma de obras, de enseñanzas o de lo que sea). Como ve, la concepción común de lo que es el amor platónico no se adecua a lo que verdaderamente es el amor para Platón. La concepción común tiene una parte de verdad, pero en realidad es muchísimo más amplio. Yo siento siempre que es como si Platón estuviera dando vueltas por aquí, y cuando se rasga la superficie aparecen las categorías platónicas.
–Además de todo, Platón hace chistes... –Sí, y eso es extraordinario para la transmisión del pensamiento filosófico. La manera de transmitir la filosofía es original no sólo por el diálogo, sino porque los personajes son seres humanos existentes, situados en un tiempo y un lugar... En El banquete, por ejemplo, en el momento más sublime y serio, cuando se está describiendo lo bello en sí, llega Alcibíades borracho: un incidente desestabilizador rompe la atmósfera deliberadamente. Esto tiene que ver con el modo en que Platón concibe la filosofía. Hay ahí toda una enseñanza sobre el modo en que tienen que transmitirse las cosas.
–¿Y el tema del cuerpo y el alma? –Ahí hay algo interesante, porque se piensa que Platón es el primer dualista, el primero que propone que el cuerpo es algo separado del alma...
–Pero ahí Platón tiene una incidencia pitagórica grande, ¿no? –Bueno, pero además no es ésa la concepción platónica. Contrariamente a lo que va a hacer Descartes, Platón no concibe al cuerpo y al alma como separados. El alma es el principio vivificante del cuerpo. La separación tiene más bien que ver con lograr que los fenómenos mentales se vayan organizando para poder realizar la tarea filosófica. Pero no hay un desprecio del cuerpo tan acentuado. Frente a esto que se ha destacado de Platón del desprecio de lo corporal, es necesario aclarar que en diálogos como el Fedro, por ejemplo, el cuerpo, si bien no es valorado en términos absolutos, cumple un papel muy importante. El deseo erótico se despierta justamente a través del deseo sexual y del enamoramiento que se siente físicamente. El cuerpo no es despreciable: es algo valioso, aunque no es un fin en sí mismo. Tiene que adquirir otro significado. Lo interesante es que la concepción del aparato psíquico que tiene Platón, si bien muy distinta a la de Freud, representa un primer intento importantísimo por entender al ser humano como constituido por el deseo, la agresividad, las pulsiones. La famosa tripartición del alma de la República es, en definitiva, una propuesta de justicia humana basada en el logro de un equilibrio armónico de las tres partes, de tal manera que la racionalidad pueda gobernar las corrientes impulsivas y apetitivas.

viernes, 8 de abril de 2011

Hacia un "federalismo verdadero"

 DIALOGO CON JULIETA GAZTAñAGA, DOCTORA EN ANTROPOLOGIA DE LA UBA, INVESTIGADORA DEL CONICET
¿El jinete hipotético es federal o sólo es supuestamente federal? Difícil decirlo, ya que el federalismo es una hipótesis que puede desvanecerse en el aire. Por eso recurre a Julieta Gaztañaga, para responder a una pregunta: soy hipotético, sí, pero, además, ¿soy federal?

–El título de su proyecto es una pregunta: “¿Existe un nuevo federalismo?”. Lo cual, si uno se pone a pensar, no es nada raro, puesto que toda investigación empieza por una pregunta.
–Claro. Lo que hago en ese proyecto es estudiar la región centro (las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos). Es un estudio antropológico, pero no en un sentido antropológico tradicional. No es tradicional porque la antropología post-evolucionista se ha ocupado generalmente de los llamados pueblos etnográficos, de la alteridad cultural. Investigar la política contemporánea moderna no es una temática tradicional en la antropología. Por otro lado, no es un estudio completamente local (cuando la antropología suele estudiar las cosas a escala local). Mi trabajo supone una escala multisituada y en un marco histórico ampliado.
–¿Hay un nuevo federalismo? –La investigación está en proceso. Para responder eso, antes que nada, tenemos que preguntarnos qué es el federalismo para esta gente. Lo que es interesante en la región centro es justamente que surge tras la Reforma Constitucional del ’94, que introduce el término “región” por primera vez y genera la posibilidad de que las provincias generen regiones. Entonces ya no estamos ante regiones geográficas, sino ante regiones que se crean para el desarrollo económico y social. La Constitución habilita jurídicamente el surgimiento de regiones, conformadas a partir de la voluntad de las provincias. Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos han tenido procesos de acercamiento muy fuertes durante los ’90 por diferentes políticas públicas, por arreglos partidarios entre los gobernadores del justicialismo, y se lanzaron como región oficialmente en 2004. El tema del federalismo es un tema que surgió después. En todo el proceso de constitución de la región se repetía una frase: “Queremos federalismo verdadero”, lo cual implicaba salir de la subordinación en que se hallan las provincias.
–Pero, culturalmente, Córdoba es muy distinta de Entre Ríos, ¿no? –Y Santa Fe y Entre Ríos estuvieron históricamente enfrentadas. Pero la historia también está hecha de olvidos: ahora esas provincias se unen y apelan al federalismo como paraguas. Una preocupación posterior fue determinar qué significaba el concepto de federalismo, y no agotar el tema diciendo que se trata simplemente de una apelación maniquea. ¿Qué hay por detrás de esto? ¿A qué se refiere esta gente cuando habla de federalismo para legitimar un acuerdo político, económico, social y cultural?
–¿A qué? –Bueno, lo que hay por detrás es una heterogeneidad profundísima, que es por un lado muy rica (porque permite creaciones institucionales como la región centro) y por otro lado genera muchos conflictos. Un ejemplo fue con la 125: donde antes había una postura clara en la negociación de las retenciones, empezó a haber cismas. ¿Es un nuevo federalismo? El federalismo es un tema que ha sido estudiado tradicionalmente por historiadores y por juristas. Es difícil trabajar con este concepto porque es muy maleable. Muchos historiadores dicen que el federalismo ha funcionado para defender preocupaciones de tipo local.
–¿De tipo local? –Claro, a nivel provincial, o municipal. Retomando esta idea, a mí me interesó concebir al federalismo desde un punto de vista local. Lo que pretendo es poder desmenuzar los significados y las prácticas que hay detrás del federalismo.
–¿Cuáles son los significados y cuáles son las prácticas? –De momento me estoy dedicando a la marcha de la región centro desde 2004; un ámbito donde se reflejan los significados y prácticas es en la creación de misiones comerciales encabezadas por los gobernadores. La primera fue a China, pero hubo a Rusia, a Centroamérica, a India. Este es un buen ámbito para consolidar el federalismo, porque les permite una cierta autonomía para llevar al mundo la producción agropecuaria y establecer contactos con empresarios sin esperar políticas a nivel nacional.
–¿Marchamos hacia un federalismo como el de Estados Unidos, que es muy federal? –En Estados Unidos hay una discusión fuerte entre los hamiltonianos, que pretenden respetar las autonomías respetando y fortaleciendo el poder central, y los jeffersonianos, que fomentan el autogobierno. Por eso cuesta mucho compararlo con otras experiencias. De momento, lo más fuerte es la cuestión fiscal.
–Como siempre, o casi siempre. Como Cataluña, ¿no? El problema es siempre que las regiones ricas no quieren pagar impuestos que no se van a usar en su región sino en otras más pobres. –Bueno, pero por otra parte los federalismos son formas de mitigar las desigualdades y las inequidades, que son producto incluso de cuestiones climatológicas (que exceden la voluntad de los ciudadanos y los gobiernos). A veces las apelaciones en términos fiscales son lenguajes simbólicos para dirimir otros temas.
–¿Qué temas? –Temas políticos, sociales, partidarios. El lenguaje fiscal se transforma en un lenguaje palpable para hablar de cosas que por ahí no son tan palpables. Yo hablo de la región centro como una entidad en marcha, y lo cierto es que en realidad es una entidad en conformación: no está completamente institucionalizada, porque sigue siendo víctima de los cambios gubernamentales. Cuando se lanza originalmente, se lanza con muchísimo vigor. Pero luego muchos proyectos quedan a mitad de camino por desavenencias entre los gobiernos.
–¿Y cómo vive la gente ese proceso? ¿Hay, por ejemplo, un rechazo de lo porteño? –En el trabajo de campo no he encontrado eso. La región centro contiene foros de la sociedad civil, que son espacios ciudadanos sin capacidad de decisión, pero con capacidad de elevar propuestas. Esos lugares se transforman en instancias de intercambio sumamente importantes para traer a la mesa cuestiones como el manejo de las cajas previsionales. En realidad, la región centro constituye un proceso de integración como puede ser el Mercosur, sólo que a un nivel subnacional. Piense, además, que es un proceso relativamente nuevo.
–¿Qué avances se han logrado? –A nivel educación ha habido proyectos muy interesantes de unificación de planes de estudio: a un estudiante de una provincia le es absolutamente reconocido el plan de estudios en otra. Eso es importante, porque hay mucho movimiento de estudiantes. A nivel de infraestructura vial, también ha habido un gran progreso.
–¿Y la gente vive como integrante de la región o de su propia provincia? –Debo aclarar que yo me dedico a la antropología política. Pero indirectamente puedo decir que mi trabajo de campo me revela que lo que prima es la identificación provincial. Pero son dos dimensiones distintas, una es la identitaria (cómo se siente la gente) y otra la política.
–Como en el Mercosur... –Sí. Pero estas regiones abren nuevos espacios, que antes no existían. Yo estoy interesada en la creatividad social. Mi tesis doctoral se abocó al tema de trabajo político. Y creo que la región centro es un gran ejemplo de creatividad social a partir del trabajo político.
–¿Por qué? –Cuando uno habla de “creatividad social” se refiere al proceso de creación de instituciones.
–¿Por ejemplo? –Una política de salud, una política educativa, un nuevo impuesto, la creación de una región. Es amplísimo el campo. Cuando comencé a investigar cómo aparecía el federalismo en la región centro, lo que pretendí hacer es el mismo ejercicio que hice con la investigación sobre trabajo político: asumir que no se trata de una retórica vacía ni de una banalización conceptual. No quiero creer que federalismo es un concepto vacío ni creer que significa la redención histórica del interior.

Imagen: Guadalupe Lombardo

martes, 5 de abril de 2011

La Dama de la Torre: capítulo 45

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CAPITULO 45

Guiados por el resplandor, nos internamos en el túnel, avanzando despacio, ya que la realidad debe resolverse lentamente, los objetos deben acomodarse de a poco al papel que les toca cumplir, ya que, de lo contrario, corren el riesgo de transformarse en símbolos que no significan nada. Esto alegra a la lógica joven, ya que la detención nos aproxima a las esencias del discurso, desplazándose por esta mezcla de oscuridad y resplandor, que le confiere volumen y vacío como si una sucesión de ecos y silencios se encadenaran persiguiéndose, y formando un silencio repetitivo y estéril que no es capaz de quebrarse por sí mismo. Nuestros pasos suenan siempre al unísono, como si obedecieran a una rutina militar. ¿Subimos o bajamos? ¿Qué vericuetos de SOLOG exploramos con nuestros pies ávidos y temblequeantes? Cada tanto, chocamos, como una larga fila de soldados que se detiene de pronto y en la que el choque entre soldado y soldado va expandiéndose hacia atrás como una onda de sonido. El fotómetro, que en este caso nos sirve de brújula infalible, a donde nos conduce? Parecemos una alegoría de la humanidad andando a tientas de la mano de la tecnología. ¿Hacia dónde iremos?

Al misterio de las cosas, alimentado por el halo de luz casi invisible de la flor gitana.

 ¿Cómo puedo decir cuanto anduvimos por aquella galería subterránea, si los números son siempre inexactos, establecen sólo una leve tensión entre lo que mide y lo que es medido, entre la extensión cartesiana y geométrica y la dureza de la realidad? A los cincuenta o cien pasos, súbitamente la pared del túnel dejo al descubierto un nicho. Prendimos un fósforo. El fotómetro, irresuelto, oportunista como todos los aparatos, vaciló.

En el centro del nicho hermético, de paredes de piedra, a duras penas conteniéndolo, estaba estacionado el  helicóptero. Las aspas, levemente, todavía giraban. A su lado, estaba estacionado un peugeot azul.


 ¿Qué hacia el helicóptero allí, en ese hueco subterráneo? No era posible, y sin embargo, era verdadero. Temblando al compás de la llama incierta del fósforo, la imagen venia del aparato hacia nosotros. Y esa era sustancia real, que pasaba directamente de la imposibilidad a la memoria.

Diez metros más adelante, el túnel desembocaba en una puerta acolchada que se abrió apenas la empujamos. Un cintillo trinó en la oscuridad y escuchamos un eco lejanísimo y vasto. Nos dijimos: estamos llegando a un lugar inmenso y a oscuras, salvo el lechoso resplandor, que no era sino eso, resplandor puro, que no iluminaba nada. El Comisario Inspector palpó la pared, encontró una llave, y encendió la luz.

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domingo, 3 de abril de 2011

Vamos mutando despacio

 DIALOGO CON ESTEBAN HASSON, DOCTOR EN BIOLOGIA
De la mano de los avances de la tecnología y el estudio de los genes, la Teoría de la Evolución sigue galopando a paso firme junto a Darwin. El Jinete Hipotético, convertido en mosca de la fruta para la ocasión, se interna en las investigaciones actuales para conocer el estado de la cuestión.

-Cuénteme qué es lo que hace.
–Nosotros estudiamos la genética de la adaptación y la genética del origen de las nuevas especies, y usamos como modelo la drosophila. Somos algo así como señores de las moscas.
–¿Qué quiere decir adaptación? –Bueno, es una palabra muy compleja y mal entendida. Una característica adaptativa es aquella que le permite a un organismo vivir y reproducirse en su ambiente. Esos son los dos componentes básicos de la selección natural: la supervivencia y la reproducción. Ambas cosas van juntas, porque obviamente un bicho que vive más tiempo tiene mayores posibilidades de reproducirse. La evolución adaptativa es una consecuencia de la selección natural. Es decir: se va seleccionando lo más adaptado. Por eso son dos conceptos que van de la mano.
–¿Y qué quiere decir genética de la adaptación? –Le pongo un ejemplo: en muchas especies, el tamaño del cuerpo es una característica adaptativa.
–Depende dónde y cuándo... –Sin dudas, algo que es conveniente en el trópico puede no serlo en el polo. Pero a lo que iba es a lo siguiente: para que una característica que resulta adaptativa pueda pasar a la siguiente generación, tiene que haber una correa de transmisión (que es la herencia). Si esa característica tiene una base genética, entonces se transmitirá a la siguiente generación y habrá evolución por selección natural.
–O sea que seguimos evolucionando en este momento. –Yo estoy convencido de que sí, aunque es una gran discusión que se sigue dando hoy en día. Pero fíjese, por ejemplo, la última gran epidemia de sida. En Europa existían variantes genéticas de ciertas regiones del genoma que conferían resistencia al virus. Para características relacionadas con algún patógeno, hay diferencias en la población humana: hay quienes son más susceptibles y quienes son más resistentes. Quien tiene características que le permiten hacer frente a este patógeno tiene una ventaja. Los proyectos genómicos nos han dado también muchas sorpresas. En Islandia, hace poco había un proyecto de tener el genoma completo de todos los islandeses (que no son muchos). Por cuestiones éticas esa iniciativa fracasó, pero de todos modos se generó una base de datos importante en la cual se observó que algunas personas tenían ciertas partes del genoma que estaban invertidas en 180 grados respecto de otras. Y resulta que cuando fueron a los datos censales de las personas que eran portadoras de este reordenamiento en la información genética, descubrieron que eran más fecundas. Esto significa que la selección natural sigue teniendo la materia prima necesaria para seguir actuando en las poblaciones humanas. Lo cual nos permite decir que nosotros seguimos evolucionando por selección natural, a pesar de esa gran coraza que nos ofrece la cultura.
–Lo que pasa es que hay rasgos que sin la cultura serían determinantes... –Sí, pero eso no quiere decir que la selección natural no siga operando.
–Hay una cosa que siempre me intrigó. La base de la selección natural es que nacen más individuos de los que el medio ambiente puede tolerar. La pregunta es: ¿dónde están los animales que no pueden sobrevivir? Por ejemplo, ¿dónde están los gorriones? Porque, si es así, uno debería ver muchos gorriones muertos. –Probablemente muchos estén en los estómagos de los predadores. Hay un ejemplo que yo siempre pongo en las clases. Una hembra de esturión puede producir hasta cinco millones de huevos. En el momento en que esos huevos son puestos en el medio acuático, inmediatamente hay una disminución impresionante de la cantidad de huevos. ¿Hasta qué momento llega eso? Si el medio ambiente está en equilibrio, hasta los números que implican el reemplazo de la generación parental. Pero es difícil contestar a su pregunta, porque la selección natural puede actuar de una enorme cantidad de maneras.
–Pero, de cualquier manera, uno no ve muchos animales muertos. –Es que los cadáveres duran muy poco. Los carroñeros se comen los cuerpos muy rápidamente.
–La teoría de la selección natural no estuvo siempre en el mismo estadio. Estuvo el equilibrio puntuado, la síntesis neodarwiniana, Kimura, la deriva genética... ¿En qué estado está ahora? –La Teoría de la Evolución de hoy no es la misma que la de 1859 de Darwin. Ahora tenemos, obviamente, muchísimas más herramientas para aproximarnos a estudiar toda la problemática de la evolución. Hay una cosa que es importantísima de reconocer: no importa cuán sofisticada sea la herramienta que utilicemos (contar con secuencias de genomas completos, poder saber de qué modos se expresan determinados genes, etc.). Porque todas terminan por servir para corroborar lo que Darwin propuso: la descendencia con modificación y el rol central que ha jugado la selección natural. Eso no implica que la selección natural sea el único mecanismo. La deriva genética es lo que llamamos nosotros “evolución por azar”.
–¿Qué es la deriva genética? –Es un mecanismo evolutivo en el cual los distintos individuos de una población pueden tener éxito reproductivo diferente, pero independientemente de su constitución genética: simplemente por azar. Imaginemos esta situación: una persona que tiene sus cromosomas X e Y. Existe una probabilidad de ½ de que se le transmita un X y ½ de que se le transmita un Y a la gameta, que es la exitosa y que va a producir un huevo. En el primer caso daría un varón y, en el segundo, una mujer. Eso es en una primera concepción. Supongamos que hay una segunda: las probabilidades son exactamente las mismas. Ahora bien: si un varón tiene solamente hijas mujeres, su cromosoma Y dejó de reproducirse. Y esto ocurrió simplemente por azar.
–Con el tema de la descendencia, es interesante que el propio Darwin admitió no tener ni idea de qué era. El problema es que después emparchó la teoría con una suerte de lamarckismo ad hoc. –La pangénesis es una herencia de caracteres adquiridos un poco más sofisticada. Esa teoría, de todos modos, fue totalmente desestimada ya antes del siglo XIX por Weissmann, que mediante un experimento muy simple pudo demostrar que si yo hago mucha gimnasia, mis hijos no necesariamente van a nacer musculosos.
–El otro día leía un fragmento de Lamarck en el cual afirmaba que si se le tapara un ojo durante sucesivas generaciones a, por decir algún animal, las ratas, finalmente terminarían por nacer con el ojo atrofiado o por tener un solo ojo. –Eso, evolutivamente, se ve. Formas de vida que descienden de ancestros con ojos totalmente desarrollados, pero que adquieren una forma de vida subterránea, lo van perdiendo. Es un relajamiento de la selección. ¿Esto qué quiere decir? Los genomas están constantemente bombardeados por mutaciones. Esas mutaciones, lo más probable (y eso lo sabemos desde hace muchos años) es que sean perjudiciales. Si no hay un factor que lo filtre, todo terminaría mal. Ese factor que filtra las malas variantes es la selección natural. Gracias a la selección natural, que detiene las mutaciones que afectarían al ojo, el ojo mantiene su función. Ahora bien: si no hay nada que ver, la mutación por la cual el ojo se ve afectado termina siendo neutra evolutivamente. La selección natural, por lo tanto, no tiene motivos para detenerla. Esto puede parecer lamarckista, pero no lo es: es completamente darwiniano.
–¿Cómo está la Teoría de la Evolución ahora? –Bueno, pasó por varias revoluciones. Hoy en día contamos con varias ideas y desarrollos que fueron, de alguna manera, incorporados al cuerpo de teoría y a reforzarlo. Hoy en día, por ejemplo, la teoría de Kimura (a la que los defensores del seleccionismo puro criticaban agriamente) se convirtió en algo así como la hipótesis nula de la evolución, a nivel molecular por lo menos.
–¿Qué quiere decir hipótesis nula? –Es la hipótesis contra la cual tengo que confrontar mis resultados. Es una teoría matemática muy fuerte con predicciones que yo puedo contrastar estadísticamente. Si yo estudio la variación de un gen, lo contrasto con lo esperado por la teoría y veo que estadísticamente no se ajusta a lo que dice la teoría, tengo que proponer otro mecanismo, y no lo que propone la teoría neutralista de la evolución, que es la evolución por equilibrio entre la deriva genética y la tasa de mutación. La teoría de la deriva genética lo que dice, básicamente, es que la mayor parte de las diferencias que hay entre especies a nivel molecular es el resultado de un origen por mutación y evolución aleatoria, es decir que una variante aparece por mutación: o bien se fija, o bien se pierde.
–Hay cosas que son muy fáciles de comprender porque son muy visibles. Por ejemplo, el tamaño, que usted citaba al principio. Pero hay cosas que son mucho más difíciles de entender, ¿no? Pienso, por ejemplo, en las danzas de cortejo de los pájaros.