martes, 3 de enero de 2012

Rock solar


La pared sobre la que escribieron los profetas
se está resquebrajando
Sobre los instrumentos de muerte
asoma, resplandeciente, el Sol.

Te había oprimido la alta noche vacía y hueca
frente al televisor que en un cuarto cerrado
te hizo compañía hora tras hora.

y el cielo
no te dio consuelo
no te dio consuelo
porque es negro y vacío como la muerte

tanteaste en la oscuridad
recorriste la ciudad sólo alumbrada
por la luz del supermercado
y el brillo del shopping que titila
reventando de compacts y remeras
en el campo sin luz
en el desierto desprovisto de esperanza.

Miraste a las estrellas con pavor.
¿qué te queda de la felicidad de los mundos
que brillan en lo oscuro
que se agitan en la inmensidad
donde no llega el oído
ni alcanza la mirada?

Y de pronto ves
que algo cambia. Te parece
que la noche afloja,
que cede
a regañadientes.

¿Sabés qué está pasando?
No, no sabés qué está pasando. ¿Algo sombrío?
¿Es algo aún más sombrío que te espera?

Y no; yo te diré lo que ocurre.
En este rincón perdido entre los mundos
en este oculto rincón
¿quién conoce su verdadero nombre
en la lista de los mundos?


De repente
en este lugar apartado de todo
donde solo el shopping te indica que estás vivo
ves que se asoma una luz no imaginada

Tu estrella sale por el este!, tu estrella
Tu estrella,
la que entre cien mil millones de estrellas es tuya, sólo tuya
aparece
disputando cada palmo de sombra, torciendo
el brazo a la ominosa noche
va ganando terreno, va ganando terreno
como un sonido, o una alegría que se expande.
Amanece!

Ahora ves. Tus ojos recuperan cada forma,
perciben siluetas grises y distinguen
lo bueno de lo malo
lo benévolo en la selva sin fin.
La calle de tu infancia.

¿Qué te importa si un dios en una barca
la arrastra a regañadientes
o si otro dios la ha cargado en su carro
y cabalga con ella penosamente el cielo?.
¿Qué más da un dios u otro?

Allí está!

Qué te importa saber que un día morirá
hasta ser un astro sin brillo, opaco y frío
perdido en el espacio negro y frío.

Amanece!

La luz avanza tanteando.
Has sobrevivido a la noche, donde anida la muerte
lista como la serpiente decidida a atacar.
Percibiste el silencio de las especies, al acecho
buscando su oportunidad.
Y la pregunta primera: ¿llegaré a ver el nuevo día?

y amanece
Todo está en su lugar y esa esfera
de miserable gas, tu estrella, nace.

La pared sobre la que escribieron los profetas
se está resquebrajando
Sobre los instrumentos de muerte
asoma resplandeciente el Sol.

Simplemente amanece.

1 comentarios:

La Escribana dijo...

Creo que de todos sus hábitos por la lecto-escritura este es el que más me encanta.
No obstante sus acercamientos sobre el conocimiento son maravillosos.

Saludos