viernes, 27 de abril de 2012

Los alquimistas


La alquimia fue la versión primitiva de la química. Basada en una doctrina espiritualista, según la cual la materia estaba de alguna manera viva, y el la teoría de los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego), los alquimistas trataron de convertir los metales en oro, buscando la piedra filosofal y el elixir de la larga vida. La alquimia era una doctrina que unía la especulación filosófica y religiosa, los rituales muchas veces parecidos a los de la magia, las creencias astrológicas que asociaban los planetas y los metales y la experimentación. Nada concreto quedó de la alquimia, más que el haber sido el antecedente de la moderna química.


El aire, que envuelve y canta,
la tierra que germina
el agua que fluye y lava
el pecado y la ropa
el fuego en la muralla y en la hoguera:

cuatro elementos bastaban
para un mundo en ciernes.

Oscuros alquimistas,
en la penumbra sin igual de las alcobas,
manipularon metales
operaron la tierra
lucharon contra el orden,
quisieron transformar el cobre el oro,
y la piedra lunar en amatista.

Ellos sí conocieron la tiniebla,
ellos creyeron
que el fuego desgarraba la materia,
como el cuchillo la carne,
como parte el martillo
la piedra obcecada,
como la aguja perfora,
el ojo abierto a la luz,
y lo enceguece.

ellos crearon
una sustancia aterradora, que invisible,
abandonaba los cuerpos en la hoguera,
ellos pensaron
en el flogisto, o el éter,
quisieron la ambrosía
la fuente de juvencia
quisieron extraer
el diamante a la roca,
el oro del hierro
lucharon desarmados
contra un mundo impalpable.

No soñaron el plástico,
la tela que se estira, la fibra pálida y sensible
que conduce la luz, no imaginaron
la combustión, ni el delicado
fluir de la tabla periódica, ni el raudo
estallar de la pólvora, ni el vicioso
desintegrarse del uranio, ni pensaron
la pureza del oxígeno, ni pudieron
dibujar al hidrógeno, que alimenta al Sol.

Ensimismados
en el mundo brujeril de sus retortas
añadiendo conjuros y palabras
a la materia estrujada
amigos del murciélago y la sombra,
parientes de Dios, y del Demonio
a un paso del Infierno o de la Gloria,
nunca supieron que en fondo del menjunje
que revolvían durante días y semanas
todo un mundo esperaba.

Y para ustedes, el olvido.

1 comentarios:

SIL dijo...

Sencillamente

IMPECABLE.


Gracias.


Silvina